Recibimos frecuentemente en las farmacias consultas de pacientes que notan incomodidad en sus ojos cuando centran la vista para leer o al trabajar ante un ordenador. Los ojos les escuecen y les cuesta abrirlos, los sienten cansados y con los párpados pesados, y muchos perciben la sensación de tener arenilla o algo extraño dentro del ojo, sin que vean nada especial. Este malestar los lleva a frotarse los ojos, así que terminan enrojeciendo aún más, y solo sienten alivio al cerrarlos. Son los síntomas de un claro caso de síndrome del ojo seco. La película lagrimal que recubre la superficie ocular se vuelve más concentrada e inestable y deja de estar uniformemente distribuida formando 2 capas:
Una interior mucínico-acuosa, integrada por una base de proteínas que la mantienen adherida a la superficie ocular, y por agua que constituye el 99% de la lágrima.
Una exterior lipídica, que flota sobre la capa acuosa y evita su evaporación.
Cuando una persona produce lágrimas de baja calidad, la película lagrimal se rompe dejando pequeñas zonas del ojo expuestas al aire, causando inflamación y daño celular (queratitis). Por este motivo al síndrome del ojo seco también se le conoce con el nombre de queratoconjuntivitis seca.
Las causas de la sequedad ocular suelen ser múltiples, y solamente en un 20% de casos el motivo es una insuficiente producción de lágrimas, causado por ejemplo por glándulas obstruidas, o por ciertos medicamentos indicados en depresión, alergia, congestión nasal o anticonceptivos orales. En el 80% de casos restantes, el problema es que las lágrimas producidas se evaporan en exceso debido a ambientes secos, corrientes de aire, usar lentillas, enfermedades crónicas (diabetes, artritis, problemas de tiroides, …) o una dieta baja en omega-3 que afecta la capa lagrimal lipídica. La incidencia de sequedad ocular aumenta a partir de los 45 años, y en personas más jóvenes la causa principal es pasar más de 3 horas diarias mirando pantallas digitales, fenómeno que se conoce como el síndrome visual informático.
Sigue estas 10 recomendaciones para reducir el riesgo de que se te sequen los ojos:
Procura no usar dispositivos con pantalla cercana durante más de 2 horas diarias. Si tu TV está lejos no es tan problemática.
Parpadea cada 3 segundos cuando leas, y evitar mantener los ojos muy abiertos situando el texto por debajo de la altura de tus ojos.
Descansa los ojos cerrándolos unos minutos durante tareas largas, y pestañea frecuentemente para distribuir las lágrimas uniformemente.
Hidrátate bebiendo 2 litros de agua diarios.
Duerme suficientes horas y con los ojos bien cerrados. Si te quedan abiertos ponte un antifaz.
Gradúa bien tu vista, y haz revisiones cada 2 años.
Si usas gafas, pide lentes antirreflejantes y filtro para luz azul. Usa gafas de sol envolventes.
Humedece el aire y evita flujos que te soplen directamente en los ojos.
Instílate lágrimas artificiales periódicamente, especialmente si estás en ambientes muy secos o usas lentillas (antes de ponértelas), incluso antes de notar síntomas.
De vez en cuando, hazte un masaje de drenaje durante 30-60 segundos sobre los párpados superiores, donde están las glándulas sebáceas de Meibomio. Mueve tus dedos solo sobre la parte blanca del ojo, sin presionar la córnea, en círculos en sentido nasal-temporal, de arriba a abajo, y finalmente en horizontal sobre la unión palpebral, siempre con las manos bien limpias.
¿Cómo influyen las pantallas?
Nuestros ojos están diseñados para funcionar relajados, mirando la mayor parte del tiempo objetos situados a más de 6 m de distancia. Para mirar cosas cercanas necesitan activar músculos de acomodación y convergencia, y cuando estos mecanismos se prolongan en el tiempo, provocan un espasmo muscular ocular temporal. Al leer o mirar pantallas cercanas atentamente, nuestra frecuencia de parpadeo disminuye, pasando de los 4 segundos habituales a 10-12 segundos. Además, la radiación de luz azul de las pantallas LED altera la retina y la mácula.
10 recomendaciones para evitar el síndrome visual informático:
Sigue la popular regla del 20-20-20: cada 20 minutos descansa 20 segundos mirando a 20 pies (6m) de distancia. Existe una app llamada OK VISIÓN que ayuda a gestionar estos descansos.
Recibe iluminación indirecta no excesiva, sin sombras o reflejos sobre la pantalla.
Nunca trabajes a oscuras, y evita el exceso de intensidad de la pantalla.
Activa un filtro del software interno o externo que absorba la luz azul.
Sitúa la pantalla del monitor a la altura de tus ojos, o en mirada inferior la del móvil.
Nunca mires el móvil tumbado/a.
Configura una resolución cómoda.
No mires repetidamente objetos a diferentes distancias al copiar un texto.
Escribe en color negro sobre blanco para que contraste bien, no en texto gris.
Usa protectores de cristal templado en la pantalla del móvil, sin burbujas ni reflejos.

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